lunes, 28 de enero de 2013

No sé

No es la primera vez que he dicho que me sentía como en una montaña rusa. Unas veces arriba, muy bien, y otras con un bajón increíble. Pues ahora estoy más o menos igual.
Ya no sé si es que me gusta vivir así, si es que nunca estoy conforme con nada, o si quiero más de lo que tengo. O quizá simplemente esté ya desilusionada.

Hay días que estoy feliz por el simple hecho de haber dormido con él, y a pesar de tener que tirar del edredón, de que el frío se meta por entre los dos, o que el colchón sea incomodísimo cuando suena el despertador y me abraza, y no me deja levantarme y me da un beso, hace que esté con esa sonrisa boba todo el día en la cara.
Otras veces me agobio porque sé que él tiene otro concepto de pareja, no sé cual, pero desde luego nunca lo asume conmigo. O porque llevamos casi un mes sin sexo, porque siempre está cansado, o tiene frío o se duerme.  Y yo le digo si ya no le gusto, si no quiere hacer nada conmigo y dice que no es eso, y que ahora me abraza más, si no me gusta. Claro que sí, pero es que tengo que elegir? No puedo tener sexo y cariño a partes iguales?

Me dijo que quería presentarme a sus padres, pero cuando yo quiera, que se lo diga y que les dirá que les va a presentar a alguien muy especial aunque no sea su novia. También podría ahorrarse la aclaración, pero el caso es que ahora a mí no me apetece, porque me da muchísima vergüenza y miedo.  Miedo por su madre, porque a la asturiana la tenía, y la tiene, en un altar, y encima ella le contó que nos pilló juntos y a saber qué más cosas. Y aunque no me conozcan saben que siempre he estado ahí, y algo se debe oler, y seguro que me odia.  Le comenté todo este el sábado a mi niño, y me dijo que no tengo que preocuparme, que ella a mí no me va a decir nada, que en todo caso se lo dirá a él, y que él ya me defenderá o le dirá lo que le tenga que decir.  No sé, no lo veo claro y no me animo. Creo que tendré que tomarme un vodka doble antes de ir.

Por lo demás, pues hay días que estoy muy bien, otros que no hago más que discutir porque me sacan de quicio sus rarezas, o sus comentarios o cualquier cosa, y tengo más ganas de venirme a mi casa para estar sola que de estar con él.  Otras veces le echo mucho de menos y quiero irme a su casa, pero siempre hay algo que me fastidia y acabo cabreada. O la mayoría de las veces. Y es que estoy ya muy quemada de muchas cosas. Tanto tiempo con altibajos, con una relación como la que hemos tenido va dejando marcas, y no son fáciles de borrar ni de olvidar.
A veces me planteo dejarlo  porque veo que no llegaremos a ninguna parte y antes de que él se vaya me marcho yo.  Pero otras estoy tan a gusto y me dice qué haré sin ti cuando te vayas el finde o cualquier cosa  y vuelvo a caer.


lunes, 7 de enero de 2013

Feliz año

Este año que ha terminado ha tenido muchos cambios y muchas cosas buenas. Espero que el siguente se deje las malas y siga trayendo sorpresas, viajes y cambios a mejor.

Hace justo un año me iba de viaje a Lanzarote con mi niño, sin ni siquiera imaginarme que iba a dejar a su pareja, que iba a poder pasar todas las noches que quisiera en su casa, tener las llaves y entrar y salir como quisiera. Que yo iba a cambiar de casa y que iba a tener cenas románticas en la terraza en las noches de verano, con final feliz :)

No pensaba que me iba a ir de viaje a Tailandia, que iba a aprender a montar en bici,a montar en parapente, a vivir experiencias inolvidables, que él  iba a conocer a mi familia por fin, que querría presentarme a sus padres y que pasaríamos la Nochevieja juntos, después de siete años,  ya tocaba.

No me imaginaba que iba a pasar una crisis tan fuerte con él que hasta me plantearía si realmente le quiero, si quería seguir o dejarlo. No sabía que iba a luchar hasta el final, y que todo iba a ir mejor, que volvería a recuperar la ilusión perdida, aunque sin emocionarme mucho, y que él reconocería que soy lo mejor que tiene.

Solo hay una cosa que echo de menos. Tener amigas. Amigas con las que poder quedar, salir a tomar copas o lo que sea, hablar de nuestras cosas, reirnos, cenar y emborracharnos, irnos a comprar ropa o a tomar el sol a la playa.
Porque con C hay muchas cosas que ya no hago, incluso a veces me pienso si contarle ciertas historias.  Teníamos tradiciones que no nos saltábamos ni un año, y ahora ya nada es lo mismo.

Me gusta cuando quedamos mi hermana, C y yo, pero son tan pocas veces...  Ya sé que no todo va a ser como Sexo en Nueva York, o Friends, o cualquier peli que sale en la tele. Pero alguna vez lo fue, alguna vez tenía amigas y amigos con quien lo hacía, teníamos nuestras bromas, nuestros temas y las ganas de vernos y hacer planes. Ahora ya no los tengo. Ninguna de las dos cosas.

Al menos tengo a mi niño para seguir planeando viajes, escapadas, cenas y tardes en casa.

Y para desearos un feliz año os dejo una foto de una de esas experiencias inolvidables, aprender a ser mahut, los que llevan los elefantes por la selva :)








lunes, 17 de diciembre de 2012

16 de noviembre de 2555

Ese es el día que llegamos a Krabi, por fin, después de infinitas horas de vuelo y esperas en aeropuertos.  Y no es que viajase en el túnel del tiempo, es que allí cuentan los años de otra manera, y ya van por el 2.555.
Hasta eso ha sido diferente. Es la primera vez que viajaba a un país asiático y todo es tan distinto que solo por eso ya vale la pena el viaje, todo te sorprende, te asombra, aunque no todo me guste.

Como decía llegamos a Krabi, que es la zona de las playas. Aún teníamos que coger un taxi para llegar a Ao Nang, que era nuestro primer destino. Por fin en el bungalow, y como ya vería que era normal en casi todos los hoteles que fuimos, no había armario, no había sábana para taparse y no había agua caliente. Menos mal que allí era verano y hacía un calor aplastante, pero aún así, no me gusta ducharme con agua tan fría. En otros sí que tuvimos agua caliente, pero lo de las sábanas no sé por qué, no existía. Tenías una toalla grande, o unas mantas finas individuales, o una cubierta de seda de la de allí.  Eso era lo de menos, ya estábamos allí, ya olía diferente, ya se oían pájaros diferentes, sonidos diferentes, ya estábamos en Tailandia oficialmente!!

Ya cené mis primeros pad thais, mmmmmm, qué delicia!! La cerveza Chang, bebida oficial de todo nuestro viaje, muy suave, buenísima, unos botellones de más de medio litro y caían como si fueran agua. Comidas por 6, 7 y 10 € las más caras. Entre los dos!!
Aunque los restaurantes, la mayoría de los que fuimos, por no decir todos, no eran el colmo de la elegancia, tenían su encanto, aunque fueran mesas de bambú, ventiladores de toda la vida colgados de la pared o de un tronco, hules de plástico, o nada, perros que pasaban sueltos por tu lado, o gatos, o algún otro bicho que prefiero olvidar, pero solo fue una vez. A pesar de que había sitios totalmente cutres, en ningún momento me dio ningún asco, porque era lo que había allí, la comida en la calle, los olores que te atraían a los carros de comida, o a los restaurantes y que siempre comí genial, fuese donde fuese estaba todo buenísimo.

Hicimos snorkel, vimos playas de arena blanca y aguas transparentes en las que podías ver los peces claramente, y se te acercaban a ver si caía algo de comer. Montamos en kayak para explorar islas, nadamos en aguas que estaban tan tibias y tan calientes algunas que quemaban al meterte. Tomamos el sol en la cubierta de los barcos y vimos atardecer mientras volviamos de ver monos en la playa.
Koh Phi Phi es uno de los paraisos de este mundo. Y las fotos, que pondré otro día, desde luego no le hacen justicia a lo bonito que es. Es para verlo y disfrutarlo.

Después de una semana por playas paradisiacas, de cocktails y cervezas en la playa, algún día de fiesta y muchísimo sol, cogimos el avión hacia Bangkok.

Y cambio radical dentro del mismo país. La ciudad más caótica y sucia que he visto nunca. Y grande.
El mercado de Chatuchak, Impresionante. No lo acabas. Te pierdes literalmente. Hay planos para saber donde te encuentras. Y lo que no haya alli, es que no debe exisitir. En serio, tienen de todo, desde comida, ropa y lo más normal de un mercadillo, hasta postales para todo tipo de eventos, ropa para perros, candados, y bolsas de plástico. Lo que se os ocurra. Toda la mañana allí, gente para exportar, y no acabamos de verlo, pero por supuesto nos perdimos y nos costó salir una eternidad. La gente que había dentro era mucha, pero la que había por los alrededores era muchísima más. No he visto tanto caos de gente, coches y tenderetes en mi vida.  Después fuimos por la zona que parecía un poco más pija, la de los centros comerciales, y todo muy bien, tiendas de lujo, los árboles llenos de luces, restaurantes, una tienda dedicada solo y exclusivamente a osos de peluche y sus complementos, vamos pijerío total. Así que pensé, no está mal Bangkok.
Hasta el día siguiente, que al salir del Palacio Real, precioso y ostentoso donde los haya, empezamos a caminar hacia otro templo y pensé, vaya callejuelas que nos hemos metido, todo sucio, hasta una rata muerta en plena calle, y no iba a ser la primera ni la última que vería, además de cucarachas rojas voladores vivas y muertas por donde fueras.  Al final me dí cuenta que no es que fuera una mala zona, es que casi toda la ciudad es así.  Menos mal que estaban los tuk-tuk, que acordando un módico precio te llevaban de punta a punta.  Toda una experiencia viajar en esa especie de moto con tres ruedas. Muy divertido, pero tragas mierda, toda la del mundo.

Después de dos días allí nos fuimos en autobús nocturno a Chiang Mai, una paliza, pero hay que aprovechar los días, porque aún así, nos hemos dejado millones de cosas por ver, hemos tenido que anular algún sitio, como las ruinas de Sukhothai porque no nos coincidian bien los horarios, y dejar de ir a otros sitios por falta de tiempo, y de ganas, porque estuve dos o tres días con el estómago hecho un asco y que no tenía ganas ni de levantarme de la cama, pero ahí estaba, aguantando.  Y qué curioso, me puse mala justo el día que voy a un restaurante limpio y bien y me como una pizza.  En fin.

Chiang Mai es la segunda ciudad más grande e importante de Tailandia.  Pero desde luego con mucho más encanto que la capital. Allí viví experiencias únicas e inolvidables, como estar jugando con tigres cachorros y tocar a otros más grandes. Montar en elefante, intentando guiarlo sin que hiciera ni caso, y lavarlo en el río.   Hacer rafting, un poco light, y bajar en balsa de bambú por otro río que cruzaba la selva. Ir a ver tribus que viven y trabajan sin ninguna tecnología, aunque alguna antena de televisión se veía en esas cabañas de madera, lo que chocaba un poco entre los caminos embarrados y las gallinas sueltas.
Soltar farolillos escribiendo deseos en la fiesta de Loy Kratong, el día de la luna llena, una fiesta espectacular. El primero que solté lo hice con la ayuda de unos monjes que se prestaban a ello. Los siguientes fueron con mi niño, y en uno de ellos escribió, "Para que este día sea eterno y estemos siempre en este sueño". Y pasear por uno de tantos templos, en el que, aunque no soy creyente, me arrodillé delante del monje que estaba dando la bendición, y luego, el novicio sería, porque los monjes no pueden tocar a las mujeres, me puso una pulsera para darme buena suerta, salud y prosperidad.  Lo que me gusta de los budistas es que no se plantean si estás allí por turismo o por fe, simplemente aceptan que seas respetuosa, que te unas a sus ritos y ya está. No necesitan que demuestres nada.

Tengo mil experiencias y sensaciones para contar, pero no caben en un post ni en cien. Seguro que se me olvidan muchisimas cosas, porque 19 días dan para mucho. Pero lo que es cierto es que es un país para vivirlo, una experiencia que recomiendo a cualquiera, porque nunca será igual una que otra, eso está claro, pero seguro que es inolvidable.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Preparando el viaje

Aquí estoy, a tres días de marcharme y con un bajón que no me aclaro. He mirado tantas cosas, tantos datos, horarios, precios y destinos que ya no me aclaro con nada. Hay cosas que no me quedan claras porque en cada sitio pone una cosa.  Estoy cansada, pero ya no solo de mirar sino de casi todo en general. Creo que necesito irme sin más, desconectar y disfrutar, o agobiarme, o ir a la aventura, lo que sea.

Creo que echo de menos a mi amiga, porque no hacemos nada juntas y por muy bien que estés con tu pareja o lo que sea, siempre necesitas a una amiga, sobre todo si realmente es alguien a quien quieres y alguien tan especial.

Ayer oí que ha habido un terremoto en Myanmar, que está al lado de Tailandia, y se notó hasta en Bangkok, y yo qué sé, me ha dado la tontería pensando si me pasará algo, si habrá otro terremoto, u otro tsunami. Será que estoy harta de lluvia y de frío, o que sé que tantos días con él discutiré seguro por cualquier cosa. Será que estoy cansada y agobiada, y aburrida. O que hoy no he comido chocolate y ya lo necesito.

Será que estos días casi no nos hemos visto y ya le echo de menos.

Necesito que mi amiga me acompañe, que venga a comprar ropa conmigo y me diga si le gusta o no, si me queda bien, estoy harta de ir sola siempre.  Necesito que venga a hacer el equipaje conmigo para decidir qué me llevo y qué no. Son tonterías, pero me gusta estar con ella. 

Me gustaría que me dejase la bici para practicar, porque he aprendido a montar para poder usarla en algún sitio de este viaje, y que no tuviese follón porque la psicópata de su novia se enfada. Que quisiera quedar conmigo para acompañarme mientras monto un rato y voy practicando, porque sí, porque quiere, sin pensar en si la otra va a dejar de hablarle hasta el día siguiente. Me gustaría que no se la hubiesen robado a mi niño para poder seguir montando.

Me gustaría que todo fuese bien.


miércoles, 24 de octubre de 2012

Cuando menos te lo esperas

A veces las cosas llegan cuando menos te las esperas.  Y es una gran verdad.  O quizá será que cuando ya no esperas nada y todo te da igual van pasando las cosas que nunca creías volver a ver.

Para Pilares nos fuimos a Zaragoza, mi hermano se iba de viaje y tenía la casa libre, así que como a mi niño le apetecía mucho ir, pues allá que nos plantamos.  Ya le dije que yo tenía que aprovechar para ver a mi familia, que me apetecía pasar a ver a mis sobrinos, porque no sé si lo dije pero ya tengo la segunda, mi niña guapa.  Así que le dejé bien claro que en algún momento yo me iría y él se tendría que quedar solo en casa o que hiciera lo que quisiera.  Como últimamente está tan agradable conmigo, siempre diciendo que yo siempre he estado ahí, que nunca le he fallado y él no me ha tratado como me merezco, ahora siempre está intentando hacer lo que sea para hacerme sentir bien.  Así que me dijo que si quería ya iría un día a comer a casa de mis padres.  
Ya no sabía ni qué contestar, porque después de tantas veces que se lo pedí, le insisté, le rogué y me decía que no no me lo acababa de creer.  Pero sí, llegó el domingo y fuimos a comer, y allí estábamos mi madre, mi hermana con los crios y el marido, él y yo. 

Todo fue genial, yo estaba supernerviosa al principio, y él también claro, pero todos se cayeron muy bien, todo fueron buenos comentarios una vez que nos fuimos por las dos partes.  No fue una presentación en plan este es mi novio, porque sigue insistiendo que de pareja nada de nada. Pero al menos ha pasado el momento malo de conocer a la gente y confío que en otras ocasiones ya no le dé vergüenza y podamos volver a hacerlo, porque así yo aprovecho a estar más rato con mi gente.

Y luego se pregunta por qué tiene ganas de verme, por qué conmigo se siente culpable si discutimos, por qué me echa de menos a veces.  La respuesta que yo le daría no le sirve porque dice que no es así, pues hijo... no sé qué quieres sentir...

Yo tranquila, a lo mío, que las cosas van llegando cuando tienen que llegar.

martes, 25 de septiembre de 2012

Loca de la vida

Odio que se haga tan pronto de noche. Hace rato que está oscuro, pienso que tengo que ir a preparar la cena y la comida de mañana y creo que debe ser tardísimo ya. Miro el reloj y las 20.30, tampoco es para tanto. 

Ayyy!! Qué ganas de verano otra vez. Y pronto lo tendré si no pasa nada, porque ya tengo los billetes a Tailandia comprados y nos vamos el día 15 de noviembre. 19 días por esos mundos de dios, qué ganas!

Y aquí ando, medio loca preparando el viaje, y loca entera cuando lo tengo más o menos atado y viene él con alguna idea brillante, y entonces tengo que volver a retocarlo todo.  El mira por su cuenta y viene con novedades que yo ya tengo más que vistas, y como no me callo nada, al final me cabreo y le grito. A veces me paso, pero es que últimamente estoy muy pasota de todo. 
Lo mismo me dice que está muy contento de estar conmigo, que brinda por nuestra felicidad y estos momentos tan perfectos, que dice que nunca se sabe cuando puede aparecer alguien.  Ya casi ni me molesto. Claro que me fastidia, pero al final ya le digo, pues hala, a ver si te aguanta :P

No sé, ahora hay días que ni quedamos porque me apetece más estar sola que con él. Será que como nos vemos todos los días, o casi todos, y sé que voy a estar con él cuando quiera pues me lo tomo con tranquilidad. O será que estoy cansada ya de todo y prefiero hacer lo que me apetezca a mí.

De momento muy ilusionados con el viaje, aunque discutamos más que hablamos, pero vamos, bien.

jueves, 30 de agosto de 2012

Preparativos

Casi empieza a darme miedo este año, en el que todo me está viniendo de cara.  Supongo que en algún momento se torcerá, pero hasta entonces sigo disfrutando. No es que sea pesimista, pero es que he pasado dos años tan malos que ya me espero cualquier cosa.

Mi sobrina está a punto de nacer,y tengo unas ganas de verla que ni os cuento.

Con mi niño todo va bien, y yo estoy genial así como estamos. Después de casi compartir casa con él, porque estamos todos los días juntos, yo en su casa o él en la mía, tengo claro que no me iría a vivir con él. Tiene más rarezas que nadie que haya conocido, igual que yo tengo las mías, por eso está muy bien tener cada uno su casa y cuando no tienes ganas de aguantar a nadie cada uno en su sitio.  Aunque a veces le eche de menos, y él a mí, o me diga quédate hoy a dormir,  y yo le diga, no que tengo que irme a casa. 


Y para seguir con todo lo bueno, ahora estoy preparando el viaje de nuestras vacaciones. Hay que aprovechar este año que he pedido un anticipo en el trabajo, porque el año que viene me parece que no tendré ni dinero ni días. Así que, nos vamos a Tailandia!! 
Estoy superemocionada, tengo unas ganas locas, y queremos ir por nuestra cuenta, nada de viajes preparados, porque así sale mucho mejor de precio. El inconveniente es que me estoy volviendo un poco loca mirando precios, transportes, alojamientos y demás.  Pero forma parte del viaje y tambíén es interesante.

Hay alguna cosa que me sigue haciendo daño, pero ya lo contaré otro día. Este post es optimista a pesar de lo que pareciera al principio.