martes, 28 de octubre de 2008

Un día casi como cualquiera

Hoy es mi cumpleaños. Y casi que está siendo como otro día cualquiera, excepto por el regalo que me ha hecho mi amiga y la tarta de chocolate que me ha comprado para celebrarlo.

Este año no me ha llamado mucha gente, no sé, es raro. A veces pasa que recibes llamadas que ni esperabas y otras que no recibes ni las que esperas. A estas horas aún hay gente que no me ha llamado, está claro que se han olvidado.

Le dije a mi niño para quedar esta tarde, ir a cenar o algo. Pero esta mañana me ha dicho que a lo mejor salía tarde de trabajar, que si no me importaba lo dejábamos para el viernes. Yo le he dicho que si no podía vale, pero que la cosa era quedar hoy que es mi cumple. Ha dicho que bueno, que saldría a la hora y ya nos veríamos. Pero a esta hora no me ha dicho nada, así que no sé si se le ha liado la cosa en el trabajo o qué.

Encima está lloviendo, ha hecho un día asqueroso y eso me deprime. Será que estoy acostumbrada a celebrar mi cumpleaños, recibir regalos y que sea un día especial. Pero hoy no me estoy sintiendo como otras veces, no siento nada especial. Ni siquiera me siento más vieja, jajaja.

martes, 21 de octubre de 2008

Las fotos

Las madres no son tontas. Y la mía no iba a ser menos. Hace un tiempo que se olía que tenía alguien por ahí, pero como yo no soy de contar nada en casa no sabían nada.

El año pasado, cuando fuimos a Menorca, tuve que decir que me iba con un amigo, porque siempre me había ido de viaje con mi amiga y claro, esta vez ya no colaba. Entonces empezó a interrogar a mi hermana, porque conmigo no se atreve :P

Mi hermana le dijo que sí que estaba con alguien, pero que sí quería saber algo que hablase conmigo.

Ya poco a poco me iban preguntando cosas, pero como enseguida corto el tema, pues con mucha tranquilidad.

Luego vino el viaje a Roma, y salió el tema de ya enseñarás las fotos. Con la excusa de que las tengo en el ordenador y todo eso al final no las enseñé. Yo sabía que era por cotillear a ver cómo era él y todo eso.

Tampoco podía decir que no había hecho fotos porque de sobras saben que a mí me encanta hacer fotos y álbumes y además me encanta enseñarlas, igual que me gusta ver la de los demás.

Y llegó el crucero. Y claro, ese tipo de viaje si vas con un tío parece que ya son palabras mayores.
Y otra vez, a ver las fotos, a ver las fotos.

Hice una limpieza de fotos tremenda, porque además tenía casi 500 y no era plan. Mi madre enseguida me dijo que seguro que había quitado todas las que salía él para que no lo vieran. Jajaja, cómo me conoce. La verdad que quité bastantes, dejé alguna para que no cantara, pero bueno.
La vergüenza que pasé fue brutal. Ya sé que es una tontería, pero a mí estas cosas con mis padres siempre me han dado mucho corte, no me han conocido ni una pareja en toda mi vida. Desde que salí con un chico cuando iba al instituto y de eso hace ya la tira de años, no habían vuelto a saber nada. Algo se imaginarían, supongo, pero nada oficial.

Cuando le enseñé la foto de la cena de gala, que esa sí que estaba en papel, lo típico. Ay pues es muy alto, muy majo, bla bla bla. Y vale que me encanta que diga eso, pero se me comía la vergüenza. Por qué? Pues no lo sé. Porque soy así de gilipollas.

Y mira que me digo, hija, a tus años y aún estás así? Pues sí, y creo que con mis padres seré así toda mi vida. Es algo superior a mí.

Pero bueno, ahora ya han visto las fotos, y ya está. Es normal que quieran verlas para saber con quién va su hija, y no es normal que yo no cuente nada, porque al fin y al cabo no es nada malo y me sabe mal que sientan que no tengo confianza en ellos para contar estas cosas. Pero así soy yo, y no creo que pueda cambiar a estas alturas. Es algo superior a mí.

domingo, 19 de octubre de 2008

Paintball

Y otra vez volvemos a la rutina de la semana. Otra vez mañana lunes, a trabajar y a esperar que llegue el viernes para poder verle.
Cuando quedábamos por las tardes no se me hacía tan pesada la semana, tenía el aliciente de que nos íbamos a ver, y las mañanas en el trabajo se hacían menos pesadas, incluso aguantar a la estúpida de mi jefa era más llevadero. Pero ahora los días se me hacen tan largos y tan pesados.

Este finde ha hecho mal tiempo otra vez, así que no hemos salido de casa. Entramos el viernes por la tarde y hasta que se ha ido no hemos vuelto a salir. Y aunque me había pasado la semana encerrada porque he estado mal de la garganta y muy enfriada, no me ha importado quedarme también el finde, porque si él está conmigo es mejor. Hablamos, nos reímos, comemos y bebemos, y puedo estar pegada a él mientras vemos pelis en la tele.

El viernes fue a jugar a paintball con los de su empresa, y le gustó tanto que me dijo que teníamos que ir. Yo le dije que solo somos dos, que seguramente habría un mínimo de gente para ir. Cuando llegó a casa envió un mail a sus amigos para ver si querían ir algún día. Yo le dije que si fallaba alguien que me apuntara, que también me apetecía probarlo. Pensé que caería en saco roto, como siempre, y que no me diría nada o me diría que no, que sería incómodo, en fin, lo de siempre.
Pero esta vez dijo, en serio te apuntarías?

- Pues claro, ya te he dicho que sí que me apetece.
- Pues vale, ya te diré, si vienen chicas te digo para venir, pero si solo vamos a ir tios, pues no sé.
- Hombre si solo vais tios no voy, que tampoco pinto nada allí.

Me alegré porque por una vez, parece que dijo que sí. Claro que ya se verá si llega el momento. Es como un trauma que tengo, porque ninguno de los tíos con los que he estado me ha mezclado en su mundo, y me pregunto por qué.
El no quiere ni conocer a nadie de mi entorno ni me lleva al suyo. Ayer salió un tema y me contaba que hace varios años conoció a una chica que vivía por el norte y se iba todos los findes a verla, porque le gustaba mucho la zona donde vivia también, y que hasta llegó a conocer a sus padres, que su madre le hacía unas comilonas que no veas.
Yo le dije que vaya morro, que conmigo ni siquiera quería venir a casa. Que mi madre también le daría de comer muy bien.

- Ya estamos con lo de siempre. Hace mucho tiempo de esto y no sé, ahora soy diferente, paso de estas cosas, no me gustan ya lo sabes.

Dejé el tema porque no quería amargarme la noche. Pero siempre me quedo con la cosa de que no quiera venir a casa de mis padres, o de mi hermana, ni me presente a nadie de su entorno.
Yo no digo que organice una comida familiar o algo así, que además no quiero, que me muero de la vergüenza, solo querría sentir que si alguien me ve no pasa nada, que diga quién soy y ya está. Igual en el caso contrario. Tampoco estoy loca por presentarlo en mi casa porque me da mucho corte, bastante vergüenza pasé cuando enseñé las fotos del crucero, pero esa es otra historia que os cuento mañana. Pero simplemente me gustaría que si le digo de pasar el finde en Zaragoza no me diga que vayamos a un hotel, que solo me faltaría teniendo tantos sitios para quedarme tener que pagar.

No sé, puede que haya algo en mí que a la gente le avergüenza cuando me conoce en persona, y por eso nadie me ha presentado a nadie. O he conocido a los más raros, o la rara soy yo.

Intento no darle importancia a esto, pero es que hace tres años que estamos más o menos juntos, y uno de ellos ha sido ya libres completamente. Cuando estaba con ella lo podía entender, pero ahora no me entran en la cabeza estas tonterías. Pero como él dice, cada uno es como es, y lo aceptas o lo dejas. El también aguanta cosas de mí que no le gustan y que no aguantaría a otra gente.
Así que mejor me dedico a pensar en lo bien que lo pasamos juntos e intento olvidarme de mis traumas, y mis paranoias.

lunes, 13 de octubre de 2008

Maratón de películas

Este finde ha sido de los que me gustan. De los que mi niño viene el viernes por la tarde y no se va hasta el domingo a última hora.

El sábado nos fuimos a caminar por la mañana por un sitio muy bonito que hay aquí cerca, volvimos pronto y ya estuvimos toda la tarde en el sofá viendo películas. Lo mismo que el domingo, que solo me moví del sofá para preparar los espaguetis, el resto del día lo pasamos bajo el edredón acurrucados y saltando de película en película.

Otra vez me dijo que tenía ganas de verme, y yo estaba supermimosa, no paraba de abrazarle y mimarle, y él encantado y tan mimoso como yo.

Ayer al despedirnos me dijo que lo había pasado genial, que estaba muy guapa este finde. Lo que puedo tomar como un buen cumplido porque he estado bastante pocha con la garganta y no han sido mis mejores días. Mala cara y mucho cansancio.

Se fué sobre las ocho y a las diez y media me llamó por teléfono para decirme otra vez que lo había pasado muy bien, que se había quedado todo el día pero que lo había hecho muy a gusto, porque le apetecía aprovechar y estar conmigo, que no se arrepentía por no haber adelantado nada del trabajo. Su idea era irse el domingo por la mañana pronto para avanzar alguna cosa.

Cada vez que me abrazaba y me apretaba tan fuerte yo no podía dejar de sonreir, porque creo que esa es su manera de decirme te quiero. Y me ha apretado mucho este finde.

jueves, 9 de octubre de 2008

Entre semana

Echo de menos ir a jugar cada tarde, ir al cine e hincharnos de palomitas y chucherías, pasear por la playa.

Y es que desde que lleva horario partido ya no quedamos entre semana. Se me hace tan larga.

Por eso recuerdo momentos y detalles que me hacen sentir bien. Como una mañana en el barco que se despertó y me abrazó muy fuerte. Aún estábamos en la cama, yo dormía y me despertó sentir su brazo apretándome. Le pregunté qué le pasaba. Me dijo que había tenido una pesadilla, había soñado que discutíamos y yo me iba, y cuando venía a buscarme no me encontraba, había desaparecido.

Recuerdo cuando ayer me dijo por teléfono que se acordaba mucho del crucero, que lo había pasado muy bien.

Y pienso que si mañana no puede venir a casa nos veremos el sábado, y que ya solo quedan dos días para volver a abrazarle, para volver a vivir momentos preciosos que recordaré la siguiente semana cuando vuelva a echarle tanto de menos.

domingo, 5 de octubre de 2008

Vacaciones en el mar


Ahora que he vuelto a la rutina, que esas vacaciones en el mar parece que queden tan lejos, vengo a contaros que todo ha ido genial.

El crucero me ha gustado, aunque es verdad que no volvería a hacer otro hasta dentro de un tiempo. Pero es una experiencia diferente, unas vacaciones diferentes a las que suelo hacer, y sobre todo ha sido en la compañía que quería hacerlo, con quien llevaba tanto tiempo esperando.

He de reconocer que hubo ratos aburridos, ninguno de los dos somos personas que nos guste mucho mezclarnos con la gente y participar en actividades, y se pasaba mucho rato en el barco sin nada que hacer, pero aún así, ha estado bien. Supongo que me costó adaptarme un par de días, pero al final, no quería volver, quería quedarme en el barco y seguir despertándome junto a mi niño, ver el mar a todas horas, y sobre todo que te dieran todo hecho, no tener que pensar en nada.




Los sitios que vimos me han encantado, solo conocía Venecia, el resto ha sido todo nuevo y me encanta conocer nuevos mundos.







Quizá no fue tan romántico como esperaba, porque mi eterno problema es que veo muchas películas y quizá esperaba que allí se me declarase bajo las estrellas, que se me quedase mirando fijamente y me diese un largo y apasionado beso de película. Pero no. Las estrellas casi no se veían porque estaba bastante nublado algunas noches, hacía un frío que pelaba en cubierta y tanto aire que no podías ponerte muy romántico, jajaja.

Sin embargo no me importa porque siempre me abrazaba, me decía casi todos los días que estaba muy guapa, me cogía de la mano, y me echaba miradas cómplices cuando había más gente. Me decía que le gustaba verme contenta, que lo estaba pasando genial.

Una noche que no había nadie en cubierta, ya sabéis por qué, me abrazo y nos pusimos a bailar, poco rato, pero fue tan bonito.

Creo que aunque no ha habido la declaración que yo soñaba,este viaje nos ha unido mucho más, y así me lo dijo cuando volvimos.

El siempre estaba con la broma de que al volver nos separaríamos porque estaría agobiado, y me confesó que ha sido al revés. Que le han dado más ganas de verme, y desde luego este finde, ha vuelto a ser como hacía mucho tiempo. Cariñoso, preocupado por mí, dulce.
Me dijo que él creía que le pasaría lo mismo que el año pasado, que aunque las comparaciones son odiosas, pero que el crucero con ella fue el principio del fin. El primer día que bajaron del barco y estuvieron solos visitando una ciudad casi se sacan los ojos, cada uno quería hacer una cosa. El resto de días se juntaron a otra pareja y eso fue lo que les salvó. Cuando volvieron no tenía ninguna gana de verla. Pero este año se lo ha pasado genial conmigo todos los días, prefería que fuésemos solos que con gente, y encima cuando volvimos tenía muchas ganas de verme.



Así que cada día que pasa, como es normal en estos casos, recuerdo más todo lo bueno del viaje,
que fueron muchas cosas, me olvido de los pequeños roces y discusiones, que también hubo, claro, y me dan más ganas de volver a irme con él donde sea. Hemos estado 8 días juntos, la primera vez que estamos tanto tiempo juntos a todas horas, y se me ha hecho cortísimo. A medida que avanzaban los días ambos estábamos mejor y mejor.

He vuelto más enamorada que nunca, si es que se puede estar más. He vuelto con más ganas de estar con él para siempre, cada minuto.


Y por supuesto con menos ganas de volver a trabajar y a la rutina. Estas dos semanas se me han pasado volando, vuelvo el martes a trabajar y no quiero ni pensarlo. Solo puedo pensar en lo único que pienso últimamente, en que me toque la primitiva y dedicarme a viajar y viajar, a ver todo el mundo. A escaparnos los dos y descubrirlo juntos.

Atardecer en Mykonos