martes, 27 de octubre de 2009

Sorpresa

Este finde me fui a Zaragoza porque mi niño tenía trabajo y no podía quedar, así que para no estar sola dándole vueltas a la cabeza decidí irme para allá.

Después de los días que pasé con él y con las ganas que tenía de volver a abrazarle el finde se me hizo larguísimo, además coincidió que mi amiga estaba enfriada y no pudo salir mucho, mi hermana tenía cosas que hacer, en fin que no fue uno de los mejores findes. Y claro, yo el sábado estaba que me moría por hablar con mi niño, estaba algo depre y necesitaba oir su voz, que me hiciera reir y me contara cualquier cosa.

Le llamé cuatro veces a lo largo del día, pero ni me contestaba ni me devolvía la llamada. Así que por la noche estaba más depre todavía. Por qué no quería hablar conmigo? Por qué pasaba de mí de esa manera?
Pensé que al día siguiente no le llamaría, que me dijera él algo si quería y si no nada.

El domingo por la tarde recibí un sms diciéndome que esperaba que estuviera bien, me estuviera divirtiendo y enviándome un beso.

Al rato le llamé, y le dije que por qué no me había contestado el día anterior. Dijo que no lo había oído en ese momento, y le contesté que entonces podía haberme llamado él.

- Bueno, es que pensaba que querías desconectar y estar tranquila.
- Yo quiero desconectar de los malos rollos pero no de tí, si no no te llamaría.
- Bueno, lo siento, como hablamos todos los días no pensaba que fuera tan importante para tí.
- Es que si te llamo una vez y no insisto puedes pensar eso, pero si te llamo cuatro veces, en fin, igual es que sí que quiero hablar no?
- Perdona, no pensaba que te iba a sentar tan mal, y no sabía que estabas tan sensible.
- Pues sí, y me apetecía mucho contarte cosas y hablar contigo.
- Bueno perdona, en serio, me sabe mal.

El estaba con un programa de estos que una voz lee lo que escribes, y me dice, mira escucha, y sale la voz tipo robot diciendo, tranquilízate Sally, no estés mal, que el sábado iremos de compras a Barcelona que es lo que más te gusta.

Entonces me hizo reir. Porque se le veía arrepentido, y porque es así de despistado para estas cosas, como a él le dan igual pues no las tiene en cuenta. Pero enseguida que me vió mal intentó que estuviera bien.

Ayer volví de viaje y le pregunté si podía pasar a buscarme a la estación, y me dijo que tenía que quedarse un rato terminando unas cosas y no saldría a la hora, así que yo me vine para casa.

Al rato de llegar me llama y me dice que si quiere que nos vayamos a cenar.
Vaya sorpresa! Eso sí que no me lo esperaba, un día entre semana saliendo a cenar. Pasó a buscarme y nos fuimos a una terraza a tomar una cerveza para hacer tiempo hasta que abriesen los restaurantes y después a comer una pizza.

Fue genial, porque no me lo esperaba, me moría por verle, nos reímos un montón y estuvimos hablando del viaje que ya nos queda poco para irnos.

Me dijo que se había sentido mal por lo que pasó el domingo de las llamadas, que no pensó que me afectara tanto, y le había apetecido quedar.

Esta semana pensaba que quedaríamos el miércoles porque es mi cumple y quería salir a celebrarlo con él, y mira por donde el lunes tuve la sorpresa. No sé si mañana querrá o podrá volver a quedar, espero que sí. Pero conociéndolo ya me espero que igual ni se acuerde de felicitarme, jajaja.

Por si acaso yo ya lo celebré ayer.

P.D: Para las que me preguntáis si me gustó Agora, no sé qué deciros, porque como fui a la sesión golfa, entre que estaba cansada y con las pastillas que me duermen me quedé sopa a los diez minutos. Así que lo que ví fue con suerte media hora de peli. No estaba mal lo que ví, pero tendré que bajarla y verla más despejada, jajaja.

martes, 20 de octubre de 2009

Ven

Ha sido una sensación extraña salir al balcón y sentir el frío, el viento y la lluvia mientras quitaba del tendedor el bikini que usé hace dos días.

Parece que el invierno haya llegado de repente, y quizá por eso me apetece todavía más abrazarme a tí.

O será que te echo de menos, sin más. Y no sé por qué. Tampoco tiene que haber razones, simplemente añoro tus brazos protegiéndome. Y la suavidad de tu piel.

Me gustaría meterme en la cama, abrazarme a tí y darnos calor mutuamente. Sin movernos, o moviéndonos mucho, de las dos maneras.

Y ayer me dices que este finde igual no quedamos porque tienes que preparar el curso que tienes que dar dentro de poco. No se puede retrasar más. Y yo te digo que qué pena, que no te veré en muchos días entonces. Y me dices que no es para tanto, que todos los findes quedamos y para uno que no puedes me enfado.

Cómo hacerte entender que no me enfado, que solo me da tristeza por no poder verte, por no poder estar contigo. Dices que entonces es peor, que no quieres que esté triste.
Y esas son las cosas que te hacen sentir atado, como cuando te dije que si no me voy de esta ciudad es porque estás tú. Y me dices que piense en mí, que te sientes halagado pero te pongo en un compromiso, porque si un día quieres irte tú te sentirás mal.

Cómo te explico que mi vida está junto a tí, aunque a veces me hagas enfadar, me saques de quicio o me hagas sentir tan inútil, tan tonta que no pueda dejar de llorar.
Cómo voy a conseguir que comprendas que te quiero más que a nada, que te echo de menos en todo lo que hago, que pienso en tí cuando no estás, que yo sí que quiero una vida junto a tí, que siempre pienso en mi futuro y siempre estás tú.

Pero no consigo hacer que cambien tus sentimientos, por mucho que te explique, por mucho que te diga y que sepas. Aunque te lo repita cada día. Aunque me lo repita cada día, tampoco cambian los míos.

domingo, 18 de octubre de 2009

Tan cerca

Tan solo hace unas horas que se ha ido y ya le estoy echando de menos. Creo que desde el mismo momento que ha salido por la puerta estoy haciéndolo.

No me habría separado de él en todo el día. Estoy tan a gusto pegada a él.
Me encanta abrazarle y apoyar mi cabeza en su pecho, besarle el cuello y luego los labios.
Me siento a salvo entre sus brazos, cuando estoy tan cerca que puedo escuchar su corazón, cuando su olor se queda pegado en mi piel.

Le miro y cada día me gusta más. Tengo suerte de estar con alguien que es mi ideal físicamente, que me hace reir, que me hace sentir lo bueno y lo malo con tanta intensidad.

Sé que sus sentimientos son diferentes a los míos, y eso me hace sentir tristeza, y miedo de perderle algún día. O mejor dicho, tengo miedo de cuándo llegará ese día.

Estos dos días me he sentido en una nube con él, no quería que se fuera, no quería separarme de él, sé que a veces resulto muy lapa, pero no puedo evitarlo. Necesito tocarle, sentirle cerca, acariciar su piel tan suave.

Parece mentira que después de todo aún me haga sentir tanto, aún me tenga tan loca como el primer día.


miércoles, 14 de octubre de 2009

De fiestas

Parece que haya pasado una eternidad desde el sábado, pero es que ya estamos a miércoles! Se me ha pasado volando, lo cual es buena señal.

El viernes quedamos para ir a andar un rato a la playa, luego en casa preparé cena romántica y estuvo genial, porque hacía mucho que no preparaba yo la cena y tenía ya ganas. Como siempre fue un éxito, volvió a decirme que cocino muy bien y a disfrutar de la cena sin agobios. Estaba cansado y se fue a la cama pronto, pero yo le seguí y no se me escapó. Los dos teníamos muchas ganas, dijo que no podía estar tanto tiempo sin hacerlo conmigo, y habían pasado seis días desde la última vez! Así me gusta que me eche de menos, jajaja.

El sábado fue genial. Fue el primer día en mucho tiempo que desconecté de verdad, que disfruté y no pensé en nada. Simplemente me dejé llevar por lo bien que me sentía, por estar a su lado, por el sol y el buen día.
Fuimos a Peñíscola, y allí siempre lo pasamos bien. Es como una cura de relax para los dos. No sé qué tiene ese pueblo que hace que me sienta bien siempre. A mí me encanta desde siempre, y a él también, desde que lo conoció gracias a mí, como él dice.

Ya el domingo me fui a Zaragoza para las fiestas. Yo iba con muchas ganas, porque además llegaba justo a la noche víspera del Pilar que es cuando más gente hay, y la típica que estás hasta que no puedes más. Tenía ganas de salir, de bailar y beber, de divertirme, de ver gente.
Fuimos a cenar una bocata donde pudimos entrar, porque estaba todo a tope, los bares de bocatas de calamares tenían hasta fila en la calle, el resto de sitios no se podía ni entrar, en fin, que al final encontramos uno que abría en ese momento y nos metimos allí.
Después nos subimos hasta las ferias. Me encanta el ambientillo que hay allí por la noche, pero hacía un frío que no veas. Así que después de dar una vuelta cogimos el bus otra vez y nos bajamos. Era la una de la mañana, y preguntaron, nos vamos a casa o tomamos algo? Yo conteste, hombre, vamos a tomar algo no? que es la noche del Pilar.
Inocente de mí, es que no conozco a esta gente todavía?
Yo pensaba que se animarían y nos iríamos a donde está la marcha, no sé. Pero fuimos a un garito de los suyos, a la zona gay, como si no hubiera más opciones ni nada más que hacer esa noche.
Total que el sitio estaba aburridísimo, con las canciones más petardas que te puedas imaginar, y yo me desanimé por completo. Tanto que hasta me empezó a entrar sueño, aburrimiento y mala leche de estar metida ahí mientras podíamos estar pasándolo bien.
Pero esta gente cada vez es más sosa, se han acostumbrado a salir lo justo, van de terrazas o a garitos gays, y ya está. Siempre están cansados y tienen más ganas de estar en casa que de salir de marcha.
Tenía que haberme ido con mi amiga y con mi hermana, pero bueno, al final la noche salió así y ya está.

El resto de días, pues bien, con mi hermana, mi sobrino que estaba para comérselo vestido de baturro, guapísimo, pero siempre lo está.

El caso es que cuando voy me doy cuenta que con mis amigos cada vez tengo menos que ver. Ya empecé a ir menos allí porque me aburría con ellos, no siempre, a veces me lo paso genial, pero en general veía que no acababa de encajar. Y desde que conocí a mi niño que cada vez iba menos, pues peor. Ahora me siento como si estuviese fuera de lugar, hay uno con el que me siento algo incómoda la mayoría del tiempo, porque creo que él está mal conmigo por algo. No sé si le sabe mal que no vaya, o que esté tanto con mi niño o no sé. Igual son imaginaciones mías, porque nunca me ha dicho nada, pero lo conozco y sé que no está bien conmigo.

Mi espalda va mejor siempre y cuando esté relajada. Ayer que volví a casa y volví a pensar en todo el rollo del trabajo y que tengo que ir al médico mañana, me dio otro tirón y ahora estoy un poco tocada otra vez. Pero bueno, el caso es que se debe a los nervios y no sé si me seguirán dando baja o qué. Ahora empezaba a relajarme y estar mejor, quizá necesitaba este tiempo de intentar desconectar, porque la verdad es que no dejo de darle vueltas al tema y me es bastante imposible.

Ahora espero que llegue el viernes para volver a disfrutar del finde con mi niño, cenar con él, salir a pasear a la playa o a la montaña o donde sea e intentar olvidarme de todo.

martes, 6 de octubre de 2009

De los nervios

Aquí sigo con mi espalda a la virulé, mejor dicho las lumbares, porque es lo que más me molesta, pero ya algo mejor.
De lo que no estoy mejor es de los nervios, estoy todo el día tensa, nerviosa, deprimida...

A mí me da vergüenza decírselo a la médica, pero me dicen que no sea tonta que se lo diga porque no estoy bien y me está afectando en todo lo que hago y lo que no hago.

Este finde como estaba otra vez así de mal otra vez discusiones y peleas con mi niño. Reconozco que está teniendo una paciencia de santo, la que no la tengo soy yo, que no aguanto ni media y salto por todo.

El viernes cenamos en casa, pedimos comida china y bien, con alguna peleílla en medio, pero terminó bien la noche.

El sábado como salió tan buen día nos íbamos a ir a la playa, luego pensamos en ir a caminar por la montaña, a un sitio que es bastante plano y así no me cansaba demasiado. Total, que entre que lo pensamos y no y discutimos, que si decide tú, que si a ver si te aclaras etc, nos fuimos a la una de la tarde.

El paseo nos vino genial, aunque nos dimos buena paliza, más de lo que pensábamos hacer, y yo volví hecha polvo, pero tenía ganas de que me diera el sol y el aire, de la tranquilidad del monte.

Nos sentamos al lado del río, y estábamos en silencio, tranquilamente comiendo pipas. No era un silencio incómodo, creo que ya ninguno lo es entre nosotros, pero se notaba que yo no estaba disfrutando del relax.
De repente me dice, pase lo que pase con nosotros siempre te echaré de menos.

- Y eso a qué viene ahora?
- Viene de otra conversación en otro momento pero te lo digo ahora, que no sé qué pasará entre nosotros, pero sé que si no estás te echaré de menos.
- Yo también
- Yo quiero independizarme, me gustaría cambiar algo mi vida y no sé puede que cambien las cosas, o no, igual terminamos viviendo juntos o igual terminamos y no nos vemos más, nunca se sabe qué es lo que puede pasar, pero tú eres muy importante y no te voy a olvidar nunca.

Nos abrazamos, y seguimos caminando porque quería llegar a un sitio muy bonito que habíamos estado la primera vez que hicimos esa caminata.

Cuando llegamos le dije, te acuerdas que la primera vez que vinimos aquí quisiste hacerte una foto dándome un beso?
- Pero hoy no has traído cámara
- Ya pero lo digo porque han cambiado muchas cosas en estos dos años. Entonces sí que estaba loca por tí, ahora me vuelves loca y no de la mejor manera.

Entonces volvió a abrazarme y yo me sentí genial entre sus brazos en ese sitio después de tanto tiempo. Otra vez. Más desilusionada, o más realista, pero muy bien.

Por la noche tuvimos otra discusión gorda, porque yo le estaba preguntando unas cosas y él estaba pendiente de la tele y no me hacía ni caso. Esta vez yo le chillé y él me chilló, se fue al baño y cerró la puerta. Me quedé fatal.
Al momento salió y me empezó a hablar normal, a preguntarme qué le decía antes. Yo le contesté normal y entonces me dijo que lo sentía que se había pasado, que no tenía que haberme hablado así. Le dije que yo también que no pasaba nada.

Entonces dijo que volvíamos a pedir comida china para que yo no tuviese que hacer cena ni nada que estaba cansada y volvimos a preparar la mesa con velas y música suave.

Creo que después de estallar los dos todo se calmó y estuvimos mejor. La noche también acabó muy bien, y al día siguiente tenía que irse pronto, y ya estuve todo el día relajada.

Ahora tengo ganas de que llegue el finde para volver a tener una cena romántica, pero esta vez la prepararé yo, y el domingo me iré a Zaragoza que tengo ganas de ver a mi sobrino vestido de baturro. Estoy tan arruinada que no puedo irme todo el finde de fiestas para no gastar tanto.

Tengo que pagar todo lo que he gastado este año que ha sido mucho.