miércoles, 31 de agosto de 2011

Un post raro

No sé qué contaros, que sigo igual, que mañana ella se va a Asturias otra vez y podré quedar con mi niño. Que la próxima semana él tiene vacaciones y yo también y podré aprovechar a hacer algo.

Que con C siguen las discusiones de vez en cuando porque está pasando mucho de mí, incluso de mi hermana con quien también ha discutido. Y si no, y casi peor, se obvia el tema y como si no pasara nada. A veces parecemos dos extrañas en vez de dos personas que han compartido veinte años de su vida.

Que me alegro que esto vuelva a tener un poco de animación, y me hace ilusión volver a leeros, que con esto de las vacaciones y el calor está bastante desanimado.
Aunque para desanimada yo, que ya me da igual todo, y no me apetece nada. Bueno, sí, tengo ganas de hacer muchísimas cosas, pero me falta la gente con la que me apetece hacerlo, y sobre todo mucho money jaja.

viernes, 19 de agosto de 2011

Aburrida otra vez

Otra vez estoy con el aburrimiento metido en el cuerpo. Tanto que no me apetece hacer nada, todo me da pereza o me aburre más. Hace mucho calor dentro y fuera de casa, y no me apetece ni moverme. Fuera al menos puedes llevarlo mejor, pero no tengo ni compañía ni pasta para hacer nada.

He pasado unos días bastante bien, muy bien. Estuve con él, hicimos muchas cosas y lo pasamos en grande. Luego vino mi hermana y compañía y tampoco paramos en todos los días, así que estuve muy entretenida. Acababa agotada todos los días. Ir al ritmo de mi sobrino agota, porque no para, y cuando sales a pasear me agota porque su paso es tan lento que me cansa más todavía. Pero al menos estaba acompañada, entretenida, y no tenía tanto tiempo para pensar.
Ahora he vuelto a la rutina, al aburrimiento, y sé que es preludio de la depresión. Otra vez. Ya me aburre hasta deprimirme.

El martes por la mañana se fueron ya, pero aproveché la tarde para recoger un poco la casa y descansar. No me importó estar sola en casa, casi lo agradecí. Al día siguiente me llamó él para quedar, así que estuve genial. Ayer ya no pudo, y ya empecé otra vez a aburrirme y a darle vueltas a la cabeza. Hoy he tenido fiesta, he ido a la playa por la mañana, pero toda la tarde en casa ya me agobia. Y toda la noche, y lo que queda del finde, más que seguramente.

Ahora espero el día 1 de septiembre en el que ella volverá a marcharse tres días, y podré salir con él. Y la semana siguiente que tiene vacaciones mi niño y he cogido yo también para coincidir, así que podremos aprovechar los días. Algo es algo.
Espero recibir una llamada de mi amigo el que vive en Barcelona, pero no creo que llame, últimamente viene siempre con su novia, antes venía sin ella, o no viene, y hace un montón que no nos vemos.

Así que mi único plan es ir mañana a la playa, ya no sé ni a cual ir, porque ya todas me aburren, todas están atestadas de gente, y en todas es siempre lo mismo.

Tengo ganas de hacer algo diferente, con él, de irme a algún sitio, pero está el problema del dinero, que todo cuesta mucho y en cuatro cosas que haces se te ha ido.
Me gustaría salir a cenar y a tomar algo, aprovechar estas noches de verano que tanto me gustan, arreglarme, estar en la calle y no pasando calor en casa. Pero no hay manera. Os podéis creer que en todo lo que llevamos de verano solo he salido tres noches a cenar? Un día con C aprovechando que no estaba K, otro día con mi amigo el que estuvo aquí una semana, y el día que llegó mi hermana. Es o no para aburrirse?

En fin, seguiré tirada en el sofá, o sentándome en el balcón a tomar una copa, o yéndome pronto a la cama para leer. Esas son mis noches locas de verano.

miércoles, 3 de agosto de 2011

La realidad

Ella se va a Asturias mañana, hasta el próximo miércoles. Así que podremos vernos todos los días, aunque tenga que volver a casa para cuando le llame al fijo.

Habíamos quedado hoy ya, pero se ha confundido de día y tendré que esperar hasta mañana. Estoy muy contenta de poder verle, de poder disfrutar del finde con él, de compartir unas cuantas horas.
Pero también estoy triste. Porque sé que es pasajero, que no llevará a ninguna parte.

No me engaño. Aunque a veces lo parezca, aunque a veces esté tan emocionada que me ilusione y quiera soñar con que las cosas cambiarán. De sobra sé que no. Nadie mejor que yo lo sabe.

Toda esta relación me crea dudas, ansiedad, locura, pero también me da algo que nadie me ha dado, me siento tan bien a su lado cuando consigo olvidarme de que tiene que volver con otra.
Siento tanto amor estando con él, mirándole, cuando hacemos el amor, siento como si me hinchara y pudiera explotar de amor, de felicidad. Realmente es una sensación que nunca había sentido, y creo que todo el mundo debería sentirla una vez en su vida, porque es tan inexplicable, y tan maravillosa...

No es que no acabe con esto porque estoy sola y así de vez en cuando hago algo. No es porque quiera agarrarme a él como a un clavo ardiendo. No es porque esté obsesionada ni nada parecido. Simplemente le quiero y me cuesta muchísimo separarme de él. Aún con todo lo que sé y todo lo que hay. Y lo que no hay. Y sé que parece cobarde, pero ya lo he intentado y al final siempre caigo, caemos, sin poder evitarlo.

Juro que nadie más que yo quiere estar bien, ser feliz, no depender de estos momentos robados.
No es todo tan fácil como salir a conocer gente. Yo nunca he tenido ese don, me cuesta muchísimo, porque soy tímida, porque me cuesta congeniar con alguien, porque en realidad soy bastante asocial. Por mucho que me apuntara a mil actividades no creo que acabara conociendo a nadie, porque no me lanzo a ir con alguien que no conozco casi. Soy rara.
Mi grupo de amigos ya sabéis cómo es, lo he contado otras veces, así que no puedo contar con ellos para salir, divertirme y olvidarme de todo, ni para mezclarme con otra gente o que me presenten a alguien interesante.
No nos engañemos, si me resultaba complicado conocer gente, o chicos, con veinte y treinta años no digo nada lo que cuesta a los cuarenta. Vale, habrá gente que lo haga, pero yo no soy así.
No tengo ganas de meterme en chats ni webs de relaciones, porque ya lo hice una vez y en este momento me siento como si me vendiera, como si me pusiera en un escaparate a ver a quién le gusto, y la verdad, la mayoría son viejos verdes o gente que quiere pillar cualquier cosa. No me gusta, no estoy preparada.
Ya me gustaría tener un grupo de amigas, solo chicas, para salir de vez en cuando , para que me apoyaran cuando estoy mal y poder hablar de todas estas cosas. Pero no es mi caso.

Por eso me cuesta tanto separarme de él, porque con él congenio del todo, porque nos entendemos, porque somos muy parecidos, igual de raros, porque no nos gusta mezclarnos con mucha gente, con casi nadie, y nos encanta ir a nuestra bola. Porque aunque a veces me desestabilice en realidad me da el equilibrio que necesito. Cuando ando perdida o como loca él me habla y hace que vuelva a la realidad, que vea las cosas como son y me centre. Sabe cómo animarme y cómo hacerme reir. Lo mismo que yo a él. Sabe lo que me pasa sólo con mirarme. Acaso todo eso es fácil de encontrar?
Más difícil es de dejar.

No cierro puertas a nada ni a nadie, pero tampoco ando desesperada por encontrarlo.
Solo siento no tener amigos con los que poder evadirme, salir, olvidarme y hacer que todo sea más llevadero. Es más complicado cuando pasas la mayor parte del día sola. Por mucho que hagas, tienes mucho tiempo para pensar.

Por eso me desahogo aquí, cuento cómo me siento, el día que estoy bien y el día que estoy mal. El día que le odio y el día que me muero por él. El día que me ilusiono y el que bajo al suelo. Los días que sueño y los días que despierto.

A veces solo necesito que me escuchen, que me apoyen, que me entiendan.