domingo, 13 de marzo de 2011

Qué mala es la envidia!

Últimamente leo mucho los marujeos que decís algunas que os lleváis con vuestras nuevas casas. Os leo en el fondo tan contentas por estrenar pisos, comprar muebles y ordenar armarios.

Ahora C se va de casa, y también empieza esa nueva aventura de compartir su vida con alguien a quien quiere. Parece que estoy rodeada. En este último año todo el mundo se va con su pareja.

Yo quiero cambiar algo mi casa, porque necesito cambios, porque tengo que verla diferente a como ha sido durante todo este tiempo. Cambia mi vida, y tienen que cambiar estar cuatro paredes.

Y en el fondo cómo os envidio a todas. Porque aunque me haga ilusión cambiar algunas cosas, básicamente el color de las paredes y poco más, cómo me gustaría hacerlo acompañada.

No puedo evitar pensar que podría haber sido con mi niño. Que él ya está con otra, ya ha pasado también por esto, y yo sigo deseando que ojalá yo también lo pase algún día. Con él.

Así que también me toca marujear, pero me encantaría que él estuviera en el sofá para poder acurrucarme a su lado después de cenar.

jueves, 10 de marzo de 2011

Aprendiendo

En este tiempo me he dado cuenta de muchas cosas. Como de todo se aprende este año y pico tan malo me ha servido para muchas cosas, aunque otras sigan igual.

He aprendido, o mejor dicho, he recordado, que no necesito a nadie para vivir, aunque desde luego es mucho mejor en compañía.
Y me he dado cuenta de que no puedo confiar en según qué gente. He salido muy escamada de algunas relaciones, pero eso sí, sigo conservando esa especie de esperanza o ilusión, o tontería que me hace querer confiar en algunas personas.

Hace un par de semanas me fui a la playa a pasear, me senté a leer un rato y se me acercó un chico a hablarme. Lo típico, eres de aquí, sabes si hay alguna otra playa por aquí cerca... en fin, una manera como cualquier otra de empezar la conversación. Me preguntó si podía sentarse conmigo un rato y ahí estuvimos charrando, hasta que me fui a casa. Me pidió el teléfono y dijo que me llamaría para tomar algo. El chico no es que me gustase ni nada, pero pensé, bueno, si me aburro mucho algún día no está mal tener a alguien.
Quedamos ayer. Yo ya no tenía muchas ganas, la verdad, porque estoy en un momento de mi vida que realmente no me apetece conocer a nadie. O me atrae mucho físicamente, o me gusta por algo, pero si no... Así que quedamos para comer, él entraba a trabajar por la tarde, y estuvimos un rato. Qué aburrimiento!!
Será que ya iba sin ganas, o será simplemente que hay gente con la que no conectas ni para pasar el rato. Espero que no me vuelva a llamar, porque si lo hace como dijo, tendré que inventarme algo o decirle que no me apetece. Hablaba y hablaba sin parar, y vi detalles que no me gustaron. En fin, simplemente no hubo ningún tipo de conexión.

Y yo sé que últimamente estoy muy rara, o en período de adaptación a mi nueva vida, o yo qué sé. Pero si algo tengo claro es que no quiero conocer a nadie. Que me valgo yo sola para lo que quiera, para viajar o para dar una vuelta. Que me pierdo muchas cosas por no tener a alguien especial, pero eso no se puede tener siempre. Y que no puedo ni olvidarme de mi niño, ni separarme del todo, ni dejar de sentir por él. Sé que aunque aparezca alguien que me ilusione, él no se va a ir de mi cabeza. Hay cosas que las sé, que las presiento, que sé que pasarán. Soy un poco bruja, y no es mentira.
Un ejemplo, hace un tiempo soñé que conocía a alguien y era 27 de febrero. El día que conocía al chico de la playa era justo esa fecha.
Me pasan muchas cosas así.

El tema con C y Ca, mal. Con C discuto mucho, pero es que quiero que vea que Ca no es buena tía, y claro, ella no lo ve. Normal. A mí me van llegando comentarios, oigo y me cuentan cosas. La gente no es tonta, y se da cuenta de lo que pasa aunque yo no haya contado nada. Cuando me preguntan pues ya lo digo, pero vamos, más que contar es confirmar lo obvio.
Algunas de estas cosas no se las puedo contar a C, tampoco iba a creerme, pero es que Ca no es de fiar.

El próximo mes se van a vivir juntas, y yo espero que las cosas se arreglen un poco, al menos entre C y yo, que es lo que me importa. No estoy bien pq son muchos años de convivencia y de muchísimas cosas, pero al menos espero que esté bien. Y que Ca no le haga daño, aunque sé que pasará.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Carnaval... o no.

Yo tengo un trauma desde que era pequeña con los disfraces. Puede sonar raro pero es así.
Cuando era pequeña, no sé si porque no era moda, o porque no había tantos como ahora o por qué razón, pero el caso es que nunca tuve un disfraz.
Mi tía me hizo una vez un vestido de sevillana, pero no lo consideraba disfraz, sino un traje para bailar, lo mismo que el traje de baturra no era disfraz.

Una vez me dijo que me iba a hacer uno de zíngara y yo supercontenta, pero aún lo estoy esperando.
A mi hermano le compraron uno de Aladino, y a mi hermana le hizo mi tía el de Yasmin. Y yo nada de nada.

En Zaragoza no se celebra mucho el carnaval, no es como en otros sitios. Allí la gente se disfraza pero no mucho, y hacen algo, pero vamos, que realmente el carnaval no vale nada.

Cuando vine a vivir aquí aluciné de cuánto se disfrazaba la gente, de la cabalgata que hacen, en fin, estaba impresionada. Así que fue cuando dije, esta es la mía, me disfrazo. Pero a mis amigos no les gusta mucho, y como no hacíamos nada, pues yo tampoco me compraba disfraz.

Hasta que un año dije, de este no pasa, y empecé. Y si no podía para salir a la calle, me compraba para jugar con mi niño, ya me entendéis, que si de conejita, de enfermera... en fin lo que pillaba.

El año pasado me llevé el disfraz a Zaragoza, pero todo salió mal y no pude disfrazarme. Este año coincide el carnaval con el cumple de mi hermana, así que me voy allí y pensé me llevo disfraz y salgo a ver que hay. Pero resulta que en Zaragoza lo hicieron la semana pasada porque este sábado es fiesta allí, la Cincomarzada, y hacen otros actos, con lo cual, me quedo sin poder disfrazarme otra vez.

Mis carnavales están gafados, qué le vamos a hacer.
Pero tengo preparado mi disfraz de Caperucita, no apto para salir a la calle, que espero estrenar el próximo finde si mi niño puede escaparse un rato. Al menos lo pasaré bien.