martes, 26 de octubre de 2010

Decisión final

Al final he tomado una decisión respecto a C y K. Estoy harta de discutir con C todos los días, de que la otra pase de mí, de tener ataques de ansiedad y los nervios de punta todo el día.
Estoy harta de reproches, insinuaciones y chorradas.

Esta mañana me he levantado mareada, supongo que por el efecto de las pastillas tranquilizantes, y con un pequeño ataque de ansiedad que cada vez ha sido más fuerte. Después he vuelto a discutir con C a grito pelado. Lo que le faltaba a mi garganta que la llevo al rojo vivo.

C me dice que tengo que estar bien, que tengo que poner más de mi parte. Acaso no he puesto bastante yendo detrás de K aunque no me haga caso? Estoy cansada de dar pasos para que ella no haga nada. Ya me ha demostrado cómo es y no la quiero como amiga. No me fío de ella, paso.

Así que hoy después de pasar una mañana de nervios increíble he decidido que ya que en el trabajo tengo que verla, voy a intentar no verla fuera de él. Todos los planes que teníamos con más gente para ir a una casa rural, cenas y todo lo que vaya surgiendo pues no iré. Los findes que vaya a Zaragoza con C tampoco quedaré con ellas.

Estoy cansada, hasta de hablar de esto. Nunca me ha gustado estar contando mis penas a nadie, me las he tragado yo y punto, se han pasado como se ha podido. Ahora me produce ansiedad hasta contarle cómo estoy a quien me pregunta, porque siempre sale este tema y me puede. Se está haciendo como una gran bola de nieve, y para evitar que siga creciendo evitaré verla.
Yo pongo más de mi parte, otra vez, hago otro intento. Solo espero que C se dé cuenta de lo que hago, que no se quede solo con la versión de K.

Cuando le he dicho esta mañana la decisión que he tomado me dice, entonces si ella viene a Zaragoza no podré verte? y tampoco estarás con éstos? te voy a apartar de ellos?

Qué pensaba?! Qué podría estar tranquilamente con ellas? Pues no. De momento esta es mi decisión.

Y para contar algo más alegre, diré que el sábado me fui a Madrid con C y S. Estuve bien porque no venía la susodicha claro, así que todo fue más relajado. Se nos pasó el tiempo volando, más que nada porque acompañábamos a S a hacer un examen, y entre que llegamos a la pensión, fuimos a la Ciudad Universitaria y todo eso se nos pasó casi medio día. Tuvimos suerte que hacía un día buenísimo, y mientras S se examinaba nosotras estábamos tumbadas en el césped tomando el sol. Estresante no? jajaja.
Cuando salió fuimos a la Gran Vía de tiendas, y a tomar algo, y nos fuimos a descansar un rato antes de cenar. Salimos por la zona de Huertas que estaba muy bien. No trasnochamos mucho porque estábamos cansadas, pero lo pasamos bien. Chicos muy guapos había, que no me hacían ni caso, pero bueno.
Al día siguiente nos fuimos a comer a un restaurante americano ambientado en los años 50 chulísimo. Me encantan esos sitios, esa época. Estaba genial.
Y ya no hicimos mucho más, entre recoger las maletas y esperar el tren de vuelta.

Estuvo bien, pero ya veo que ahora todos los findes que quiera pasarlo bien tendrán que ser sin que esté ella, cosa difícil porque siempre está en todo lo que se organiza.
Es curioso, porque la gente que no quiero perder o que se vaya acaba alejándose. Y ésta que ojalá se fuera bien lejos no hay manera de quitársela de encima.
Soy yo la que perderá, la que me quedaré sin salir ni hacer lo que había planeado, pero bueno, ya se me pasará, o ya haré otras cosas. Ya se verá.

lunes, 18 de octubre de 2010

Vuelta de vacaciones

Fin de las vacaciones, y con un trancazo que te cagas. Muy bien.

Lo mejor que he hecho en los últimos años ha sido sacarme el carnet de conducir. Y todo gracias a él, que me convenció, me animó y me dio las fuerzas que necesitaba para hacerlo. Aunque os parezca mentira si no lo había hecho hasta ahora, bueno, ya hace tres años, era por miedo. Tenía un miedo aterrador a conducir un coche, pensaba que no lo podría dominar, que me estrellaría con él, y todo por una mala experiencia que tuve de pequeña con un kart. Pero llegó él, y lo hice.

Y si no lo hubiera tenido no habría pasado estos días tan chulos en Mallorca. Estoy orgullosa de mí misma, porque me he dado cuenta que puedo hacer lo que quiera. Más bien, me he demostrado que puedo hacerlo, que no solo puedo ir sola al cine o a la playa, sino también de vacaciones. Y he estado realmente a gusto. No he necesitado compañía ni la he echado de menos. Para ser sincera diré que sí. Que le he echado de menos a él, porque sé que le habría encantado todo lo que ví, porque habría disfrutado. Pero no he pensado ojalá estuviera aquí cualquier otra persona. Solo me acordaba de él, y pensaba en las cosas que hubiésemos hecho de estar juntos, como jugar al tenis al llegar al hotel, o tomar un cocktail después de cenar en el bar del hotel. Quizá habernos ido al pueblo a cenar o a tomar algo. Y lo que habríamos disfrutado en esas camas gigantes con el espejo enorme delante.

La verdad que lo he pasado muy bien, he visto sitios preciosos y me han quedado ganas de volver.
He hecho un máster en carreteras de montaña porque madre mía qué carreteras para llegar a algunos sitios. Ahora sí que puedo ir por donde quiera, porque no creo que encuentre otras con más curvas y cuestas.

Estando allí me llamó un día. Me preguntó qué tal estaba, y me dijo que me echaba de menos. Que estaba normal, bien, claro, si no no estaría con ella. Pero sí que se acordaba mucho de mí, y me echaba de menos porque había muchas cosas que son muy diferentes conmigo.
Bueno, me gustó oirlo, y hablar con él, pero sé que eso no cambia nada. El sigue con su vida, yo sigo con la mía. Está claro que siempre voy a estar ahí, como él para mí. Ya veremos que nos depara el destino. Cuándo volvemos a vernos y de qué forma, porque estoy segura que nos volveremos a ver, aunque sea para hablar de cómo nos va.
Me animó mucho hablar con él, porque, como siempre, él me da fuerza para seguir, sabe tranquilizarme y decirme las cosas como son. Tanto que todo el mundo le pone verde por su egoísmo y miles de cosas y es el único que sabe cómo animarme. O el único que lo consigue. Todo lo que hablamos, todo lo que me dijo, ahora hace que esté mejor.
Como le dije a él, le necesito para que me dé fuerza y me ayude a levantarme. O para no caerme.

Ahora estoy más animada, intento pasar de todo lo que no merece la pena y tragarme muchas de las cosas que quiero decir. Al fin y al cabo parece que estoy recibiendo mi castigo por haber hecho según que cosas en el pasado. Pues aguanto.

Los días que tengo buenos pienso, un día menos que queda para que todo esto pase.

jueves, 14 de octubre de 2010

Día negro

Hoy está el día negro negrísimo. LLueve, y no me extrañaría que cayese algún rayo.

Más o menos así estoy yo también. Continuamente explotan tormentas dentro de mí, lloro como si fuera una lluvia incesante, todo lo veo negro. Hay días que solo un poco gris.

Discuto continuamente con mi amiga C, y me fastidia mucho porque nunca hemos estado así, con tan mal rollo. Lo de K me está empezando a dar un poco igual, porque al fin y al cabo ha sido poco tiempo y me ha demostrado que como amiga no vale nada. Si a la primera de cambio me da la espalda, y si me ve mal no me dice nada por orgullosa, o porque me ve seria y cree que le voy a decir alguna barbaridad, pues la verdad. Ya me recordaba a otra chica que conocí hace un tiempo, la típica que te dice mucho cuanto te quiere, te cubre de besos y tienes que hacer siempre lo que ella diga, porque si no, ya está de morros. Pues más o menos eso está pasando con ella.

C dice que la está conociendo de otra manera y no es así, y yo le contesto que también yo la estoy conociendo de otra manera, y no me está gustando nada.

Resultado, discusiones diarias, echarnos en cara cosas pasadas. Yo no lo he hecho bien todo, pero no creo que me haya portado tan mal como para que ahora reciba recriminaciones por todos sitios, no encuentro apoyo ni en mis amigos. Pero en el fondo también me da igual, porque hace tiempo que no me siento tan unida a ellos. Lo malo es que cada vez me encuentro más sola. Menos mal que me queda otra gente que sí que me apoya, me da la razón cuando me la tiene que dar y me dice cuando estoy equivocada, pero sin recriminar ni nada.
Menos mal que nunca me ha importado estar sola.

Lo peor de todo esto es que cuando están ellas juntas, como dos lapas por cierto, cuando siempre han protestado de la gente que va en ese plan, pues yo estoy muy incómoda. Por la situación, porque K y yo casi no nos hablamos. Vinieron a las fiestas del Pilar ella y otro chico, y la primera noche que estuvieron no aguanté nada. Me fui a casa antes de cenar con un ataque de nervios increíble. Y al día siguiente intenté estar bien, pasar de todo, divertirme que es de lo que tenía ganas, pero es que las veo ahí pegadas todo el día, haciéndose monerías y si estás con más gente no es el momento. Tienen muchos otros para sus mimos. Le dije a C que por favor, que se controlaran un poco porque yo me sentía mal, al fin y al cabo me recuerda a lo que he perdido y lo que hace con otra ahora. Y a cualquiera que veo por la calle pues mira, me doy media vuelta y ya está, pero con ellas no puedo hacerlo. Bueno, sí que puedo, de hecho es lo que hice. Porque aparte de todo eso veo como K se ha alejado de mí, cómo me ha apartado y lo peor, cómo no hace nada por volver a juntarnos aún cuando yo lo he estado intentando. Ahora ya me da igual, paso de volver a hablar con ella y que me diga cuánto me quiere si no me lo demuestra.

En menos de un año he perdido a dos personas, una mucho más importante que la otra por supuesto, pero no deja de doler.

Y aquí estoy, metida en el hotel porque llueve muchísimo, y no me apetece coger el coche y salir a estas carreteras de curvas interminables con el tanque de coche que me han alquilado. Menos mal que lo pedí pequeño. Es un Ford Fiesta de los nuevos, pero acostumbrada al mío este me parece gigante, vamos, que ya mismo me saco el carnet de limusinas.

Tampoco me importa estar aquí, estoy bien, haciendo lo que me apetece, y si no, me pondré a leer o lo que sea, al fin y al cabo he venido a relajarme.
Sé que si hubiese venido con él, o con otra persona estaría por ahí aprovechando para ver todo lo que pudiera, pero ahora me da igual. Voy a mi bola. Cuando deje de llover me moveré más.

Son vacaciones, aunque sean pasadas por agua, pero se está bien de todas formas.

martes, 5 de octubre de 2010

Premenstrual

Estoy premenstrual. Supongo.

O quizá es un eufemismo para no volver a decir que estoy deprimida y hundida hasta el centro de la tierra.

El jueves empiezo vacaciones, pero como voy a tener que combinar fiestas y hospital, no es una mezcla muy explosiva, la verdad. Tampoco me anima ver que poco a poco mi padre se va recuperando pero tiene un cáncer que no le van a tratar porque no se puede y no sabes en qué momento le empezará a fallar algo o a doler brutalmente. Pues hasta ese día. Entre seis y nueve meses dicen las estadísticas según el médico, pero eso lo tienen que decir los oncólogos. Pero no han vuelto a aparecer por allí para hacerle nada ni decir nada.

Me voy a Mallorca cuatro días después de las fiestas. Sería maravilloso viajar hasta Mallorca. Pero ahora pienso qué hago yo conociendo un sitio sola? Qué triste no?

No me ayuda pensar que él está ya viviendo con ella, compartiendo piso, vida, sueños...
No sé cuándo desaparecerá este malestar, porque aunque hace días que ya estaban juntos, que sabía que pasaban noches, días y findes juntos ahora es oficial. Y duele más.

Tampoco ayuda que cuando estás tan mal tus dos mejores amigas se líen entre ellas y te sientas, y estés más sola todavía. Y que hables y no sirva de nada. Y discutas, y te dejes de hablar, y vuelvas a oir te quiero mucho eres muy importante, estoy aquí para lo que quieras. Pero las tardes las paso siempre sola. Y algún finde también.
Y menos aún que una de ellas casi no había cortado con su anterior novia y ya estaba con ésta. Y yo llevo once meses de dolor. Es mi culpa. Cosa mía.
Envidia, celos. Tal vez.

Pero duele. Todo me duele.

sábado, 2 de octubre de 2010

Lucas

Mi niño siempre me decía que tenía que escribir un libro. Yo siempre le contestaba que eso no es tan fácil. El decía, pero si escribes muy bien. Yo le contestaba, pero una cosa es escribir cuatro letras como te escribo a tí y otra muy diferente desarrollar una historia y hacerlo bien.
El decía, pues escribe de todo lo que nos ha pasado, porque menudo culebrón.

El caso es que no me pareció tan mala idea y ahora que tengo unos días de vacaciones quería escaparme a algún sitio tranquilo y empezar a revisar todo lo que tengo escrito, intentarlo, aunque al final no saliera nada.

Hoy tenía que estar de finde en Santiago, pero ha ido todo tan mal esta semana con K que al final decidí no ir. Ella se enfadó y en vez de venir a preguntarme por qué no iba, o a decirme que le gustaría que fuese, hizo caso a su maldito orgullo y no me dirigió la palabra. Aunque estaba llorando y triste porque no iba, y se lo contaba a C y a otra amiga, pero no les hizo caso cuando le decían díselo a ella no a nosotras. Pues allí está con su orgullo, con C y con otra que se fue en mi lugar a última hora.

Así que he empezado a buscar los papeles, los cuadernos, toda mi vida escrita con él, y he visto que ha sido siempre lo mismo desde el principio. Siempre pensando que iba a terminar, que no nos veríamos más, que estaba con otra y no me quería. He encontrado un mail que me envío al principio diciendo que no estaba enamorado de mí, que por ella si que sentía amor pero no por mí. Y siempre ha sido igual, excepto los dos años que estuvimos solos, y aún así esa sombra siempre rondaba, siempre salía la misma conversación. Cómo voy a escribir una historia que se repite constantemente? No será peor recordar todo otra vez?
A veces pienso que si llegara a publicarse quizá se diera cuenta de todo lo que realmente he pasado yo, pero tampoco serviría de nada. Creo que ya lo sabe, pues se lo he dicho muchas veces y me ha visto llorar y estar mal.

Y entre todos los papeles he encontrado un mail que le mande a mi anterior ex y también me ha hecho recordar muchas cosas.

Lo he guardado todo mientras se me empañaban los ojos. Lo he vuelto a meter todo al fondo del armario mientras me empezaban a caer las lágrimas.
Me he sentado en el sofá mientras le decía a Lucas, mi gato, qué estará haciendo ahora Juan? Hace tanto que no sé nada de él. Y mi niño? Hoy estará con la mudanza, o arreglando todo de su casa con ella ya allí. Estará feliz por cumplir su sueño de independizarse y encima comparte piso con ella. Otra por la que sí siente amor. Y C y K están en Pontevedra, y divirtiéndose, y yo al final estoy sola en casa. Y las lágrimas me resbalaban por la cara.
Lucas me miraba tumbado en la mesa de delante del sofá. Se ha levantado, se ha acercado a mí y me ha empezado a acariciar con su cabecica. Se ha quedado a mi lado y me pedía más caricias mientras me miraba.
No he podido evitar sonreir. Luego dicen que los gatos son ariscos, van a la suya y no sienten esa fidelidad hacia sus dueños. Qué poco conocen a los gatos quienes dicen eso.

Al final siempre me queda él. No sé qué haré cuando también me falte.