miércoles, 17 de diciembre de 2008

Detalles

Muchas veces me quejo de que mi niño no es detallista, no me hace regalos o no se acuerda de fechas especiales.

El sábado del puente nos fuimos a pasar el día a Barcelona. El estaba todo el rato diciéndome que entrara en las tiendas, que me probara lo que me gustaba, que me comprara algo.
Yo no quería entrar a todas porque sé que a él no le gusta mucho, si no va a comprarse algo para él se aburre. Pero todo el rato me animaba y me iba diciendo, quieres entrar aquí?, no entras en esta? Venga va.
Y eso que había muchísima gente.

Me compré un vestido para Nochevieja, muy mono. Yo estaba encantada probándome, y mirándome en el espejo lo bien que me quedaba. Estaba supercontenta, claro, para algo soy adicta a las compras, jajaja.

Pero lo mejor es que él estaba encantado de verme tan contenta, me preguntaba si me lo estaba pasando bien, me decía que me brillaban los ojos y se me veía muy sonriente y muy bien.

Para mí era genial, pasar el día allí que me encanta, de tiendas, buscando sitios nuevos para comer, y sobre todo en su compañía. Cómo no iba a estar feliz.

Supongo que me he acostumbrado a las cosas materiales como casi todo el mundo, y por supuesto que valoro lo que no es material, pero parece que a veces se me olvida que no todos los regalos tienen que venir en una caja con lazo.
Para mí, el simple hecho de que estuviera contento viéndome contenta, de que me animara a entrar en todas las tiendas que quería, que tuviera la paciencia de esperar colas y aguantar la marabunta de gente que había, ya es un regalazo.

Si lo pienso bien, tiene muchos detalles conmigo, aunque no coincidan con mi cumpleaños o con el día que nos conocimos. Lo bueno es que no haya que esperar a un día especial, sino que cualquier día sea especial.

No podré esperar que me compre algo, que venga el día de Reyes con un regalo, pero sé que en cualquier momento hará algo solo para que yo me sienta bien, para verme contenta.

domingo, 14 de diciembre de 2008

No quiero ir a trabajar

De vuelta de las minivacaciones y de vuelta casi al trabajo. No quiero ir mañana!

Entre la baja y la semana de vacaciones hace un mes que no voy, y además de la pereza que normalmente ya te da después de un finde, imaginaos después de un mes, no tengo ninguna gana de ver a nadie de allí.

Vuelvo cabreada, indignada, porque han cuestionado que realmente me encuentre mal. Una compañera le dijo a mi amiga que había oído cómo el director decía a mi jefa que lo mío había sido una pataleta. Es por una putada que me hizo, a mí y a cinco personas más, y le pusimos una denuncia. Ahora cree que pillé la baja por rabia. Justo al día siguiente de pedir el alta me llamaron para pasar una revisión de la Inspección médica, ordenada por él, claro, para que me diesen el alta.

No tengo ninguna gana de que venga a preguntarme nada, sé que es tan cobarde que no me dará la cara, pero mi jefa sí me preguntará, y no pienso callarme nada.
Me da asco tener que volver a verles la cara, a ellos y a los demás, porque ya no me fío de nadie.
El día anterior a cogerme la baja también tuve una movida con una compañera por las vacaciones, y me fastidió porque no me esperaba de ella esa reacción, se puso muy borde. Así que como véis no me hace ninguna ilusión volver.

Por otra parte y contando algo mejor las vacaciones han estado genial. Como siempre me sirven para salir de aquí y desconectar, para hacer cosas diferentes.
Mi sobrino está hecho un gamberro, es una monada, y también el más borrico cuando le da el punto. No tengo paciencia para los críos, pero es muy mono.

El viernes volví a mi casa, para pasar el finde con mi niño, aunque ya sabía que el viernes no quedaríamos porque tenía cena del trabajo. Pero me encantó volver a casa, estar yo sola y a mis anchas, volver a dormir en mi cama grande, tener a mi gato pegado al lado en el sofá y poder ver lo que quisiera en la tele.

El sábado quedamos para ir a comer, y luego nos pasamos la tarde en la cama, durmiendo y sin dormir, y cuando nos levantamos estuvimos viendo la tele. Hoy se ha ido a la hora de comer, pero tenía tantas ganas de verle y de estar con él. Estaba muy contenta de volver para verle. He estado muy bien aunque haya sido poco tiempo, y me gustaría tanto que mañana pudiese despertarme a su lado para que me diese ánimos para pasar el día.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Adicta a las compras

Hola, me llamo Sally y soy adicta a las compras.

Lo reconozco, es superior a mí, no lo puedo evitar. Me encanta salir, mirar las tiendas, pensar qué tal me quedaría esa camisa o ese vestido, con qué me pegarían esos zapatos, etc.
Es superior a mí, salgo a la calle y no soy capaz de no entrar en una tienda aunque sea a mirar, pero ya no solo ropa, sino maquillaje, colonias, cremas, lo que sea. Y los libros. Me encantan los libros. Yo disfruto hasta comprando en el Carrefour.

Desde luego no voy bien de pasta, gasto bastante, para qué negarlo, y cada vez la Visa es más grande y llevo el mes peor.
Ayer fui a la caja y ví que ya tenía que empezar a tirar de Visa, y me deprimí. Y empecé a pensar, vale no te compres nada más, hasta enero ya nada, que aún tienes que comprar los Reyes y todo.
Y lo repetía y lo repetía. Y mientras iba autoconvenciéndome de que ya no podía usar la tarjeta para nada más, pasé por una tienda y dije, ostras cuánta ropa de fiesta, a ver.

Y el ángel me decia, no entres no entres. Y el demonio por encima del otro hombro me decía, por mirar no pasa nada, mira cuántas cosas nuevas.

Y nada más entrar veo el vestido que me gustaba y ya no encontraba. Lo cogí, me metí al probador y me quedaba tan mono, que no puede remediarlo. Treinta euros más para la Visa.

Pero ya he parado, ahora sí que ya no puedo ni entrar a mirar. Tendré que esperar y empezar a escribir la carta a los Reyes Magos :P

lunes, 1 de diciembre de 2008

Deshojando la margarita

Me quiere. No me quiere. Parece que sí. Parece que no.

Y así estoy todos los días. Unos pienso que si no me quisiera no estaría conmigo, no haría planes, no pasaríamos tanto rato juntos y no me estaría llamando a todas horas. Otros pienso que si me quisiera los planes no serían solo de vacaciones, que no tendría ningún reparo en que me fuera con él y sus amigos alguna vez, en que le hablaría de mí a sus padres.

Pero siempre volvemos a lo mismo, hacer todo esto para él representa ser una pareja y es algo que le agobia, mientras que yo pienso que si estás muy bien con alguien por qué tiene que agobiarte saber que estarás siempre con esa persona.

Y ya sé que siempre estoy con lo mismo de las presentaciones, quizá le doy más importancia de la que debería, y encima no soy de las que me gusta estar siempre metida en familias y demás.

Es algo así como cuando te rompes una pierna y de repente ves a un montón de gente con la pierna escayolada. Será que te fijas más porque tú estás igual, pero pasa. Pues a mí me está pasando eso, últimamente solo oigo y veo gente que acaba de empezar una relación con alguien y ya les han presentado a los amigos, a la familia, a quien sea. Sin ningún reparo, con ilusión, porque les apetece que conozcan a esa persona especial. Y no dejo de preguntarme, qué pasa conmigo? O qué pasa con él?

Sé que tengo que respetar esa decisión suya, que si no quiere decir que es mi pareja y hacer todo esto en el fondo es porque sabe que se agobiaría y todo terminaría. Y no quiere perderme. Pero si tan claro lo tiene por qué no quiere gritar a los cuatro vientos que me quiere, como a mí me apetecería hacer?

Entonces vuelvo a deshojar la margarita, a darle vueltas, a preguntarme qué pasa aquí? Quién es más raro de los dos o quién de los dos se está obsesionando más con sus ideas.